Hoy voy a escribir un artículo antipático.
No obstante, empezaré dando la enhorabuena a todas esas macroempresas del IBEX35 que se han dado cuenta de la importancia de la digitalización para las PYMES y microempresas. Les congratulo igualmente por haber empezado a ayudar a la modernización justo cuando empiezan a repartirse más de 3.067 millones financiados por fondos europeos. El famoso kit digital. Eso se llama tener el don de la oportunidad.
Cuando veo por televisión y en horario de máxima audiencia esos fantásticos anuncios donde las grandes compañías se prestan a ayudar a las PYMES en su (ahora) imprescindible camino a la digitalización, me pregunto dos cosas. 1) ¿Cómo lo harán? 2) ¿Cómo han acreditado la experiencia necesaria ser agentes digitalizadores?
Las dos preguntas están relacionadas. Empiezo por la segunda. Un agente digitalizador es una empresa del sector de la tecnología que acredite más de dos años de experiencia en procesos de digitalización empresarial. Si vender teléfonos móviles ya vale como digitalización, entonces aceptamos barco. Sin embargo, si no tienen experiencia y reciben un cliente que quiera, por ejemplo, un empezar una estrategia e-commerce, ¿cómo lo harán? Algo me dice, y creo que es la experiencia, que intentarán subcontratar los servicios a otras empresas que sí sepan hacerlo.
La subcontratación irá en contra de los intereses de las PYMES y microempresas porque recibirán menos valor por el dinero. Al final, y no es la primera vez que esto pasa, el dinero público irá a parar a las grandes empresas que son las que tienen la capacidad de visualizar en masa sus servicios. Sólo tengo una cosa en contra.
Nos empiezan a llegar empresarios que contrataron el kit digital con una de estas grandes empresas con unas sensaciones muy negativas respecto al servicio recibido. Porque, en el fondo, hay algo de artesanal, por así decirlo, en el trato con un cliente cuando quieres mejorar o transforma la cultura organizacional de su empresa.
La idea del kit digital es buena. Pero una buena idea debe venir acompañada de buenas intenciones y de una buena ejecución. Si no queremos que la transformación de nuestra empresa se convierta en un bluff, haremos bien en confiar en aquellos profesionales que llevamos años trabajando en esto sin depender del grifo abierto de la administración.