Como dice Jorge Drexler: todo se transforma y la industria del libro también lo ha hecho. Los libros ahora se pueden comprar a través de plataformas minoristas como Amazon, o se pueden descargar digitalmente como libros electrónicos o audiolibros. No obstante, los libros electrónicos solo copan un 10% de las ventas anuales.
De hecho, lo que es particularmente interesante es el hecho de que, a pesar de ser nativos digitales vivos, los Millennials somos en gran parte responsables del reciente aumento en las ventas de libros físicos. Seguramente sea por la necesidad de escape social y la búsqueda de distracción temporal fuera del mundo virtual .
La industria del libro se encuentra en una reestructuración de los modelos comerciales para hacer frente a los cambios en la cadena de valor tradicional. Sin embargo, los problemas y las soluciones de la digitalización son más complejos que la cuestión de los libros electrónicos frente a los libros impresos. La digitalización acelera el flujo de trabajo, las comunicaciones, la fiscalidad, la impresión, la distribución y nos obliga a replantearnos conceptos como la autoría, derechos de autor, visibilidad…
Pero, si bien la transformación digital ha hecho que la publicación de libros sea más accesible para las masas en términos de oportunidad creativa, libertad de marketing y una mayor flexibilidad de consumo, lo que quizás ha eliminado algo de elitismo de la industria, desde una perspectiva interna, este diluvio de nuevos contenidos nos puede dificultar separar el grano de la paja.
Dicho esto, para editores y minoristas, adoptar un enfoque híbrido del marketing es la ruta hacia el éxito en la era digital.
Una combinación sólida de tácticas promocionales tradicionales, junto con comunicaciones innovadoras de marketing digital que se extienden a todos los puntos de contacto relevantes con el consumidor, ayudará a los editores y autores a superar el ruido y conectarse con la audiencia adecuada en el proceso.